Una oferta de empleo desata los rumores sobre un posible Twitter de pago
Cuando, en 2006, Jack Dorsey fundó la red social de microblogging, tardamos poco en apuntarnos al carro. Entre otras cosas, porque era gratis. Catorce años más tarde, puede que Twitter se convierta en una herramienta de pago.
Año arriba, año abajo, para finales de la década ya estábamos todos enganchados, y durante un tiempo (bastante largo) se decía que Twitter iba a ser la muerte de otras plataformas de redes sociales, especialmente Facebook.
Sin embargo aquí estamos, cinco lustros más tarde, especulando si dentro de poco tendremos que pagar una suscripción para poder postear nuestros 280 caracteres. Mientras, desde Facebook aseguran que su página siempre será gratuita para todos los usuarios.
En términos absolutos, nadie puede decir que a Twitter le vaya estrictamente “mal”: cuenta con cerca de 330 millones de usuarios activos mensuales (y alrededor de 166 millones de usuarios que usan la aplicación de forma diaria). 330 millones de personas utilizando una plataforma no es un número nada despreciable.
Con estos datos, puede resultar difícil entender por qué Twitter tiene problemas financieros casi desde su nacimiento, y es que, en el fondo, las cifras de usuarios no dicen mucho si no conocemos el modelo de negocio que utiliza la plataforma.
La pregunta es: ¿cómo hace Twitter dinero? En 2019, el 86,5% de sus ingresos provinieron de la publicidad (la misma piedra angular que sustenta Facebook), y 13,5% restante salió de la Licencia de Datos.
Si Twitter usa el mismo modelo de negocio que Facebook, ¿por qué la página de Mark Zuckerberg no hace más que generar beneficios, mientras que la red de microblogging lucha trimestre a trimestre?
Un modelo de negocio que funciona en otros sitios pero no en Twitter
Hay numerosos factores a tener en cuenta, empezando por las matemáticas: 330 millones de usuarios son muchos usuarios, pero no son nada en comparación con los 2,6 billones que maneja Facebook.
En un modelo que se sustenta en la publicidad: a cuanto más público se llegue, mayores son los beneficios, está claro. Por otro lado, Twitter tuvo un problema gordo de privacidad a finales del año pasado (y no fue el primero).
Incluyeron en la configuración de las cuentas de usuario una opción que, básicamente, preguntaba: “¿podemos recolectar tus datos para personalizar tus anuncios en Twitter?”. Mucha gente respondió que no, pero a los pocos meses se supo que el sistema no funcionaba, y Twitter seguía recogiendo datos de usuarios que habían explicitado su no consentimiento.
Arreglaron el problema, pero eso significa que el targeting de publicidad se vuelve menos eficiente y menos atractivo para los anunciantes. Además, por la propia naturaleza de la red social, es mucho más difícil conseguir interacción con tweets publicitarios.
Añado aquí una pizca de opinión personal. Otro de los problemas que enfrenta Twitter es que, durante muchos años, iba destinada a ser la red social de los jóvenes (¿quién no ha dicho eso de “en Facebook sólo están mi madre y sus amigas?”).
Tenía el regustillo ese de herramienta de cambio social: de repente todos nos sentíamos reporteros de la BBC a tiempo real. Y cumplió su función: Twitter ha sido clave en revoluciones enteras (como, por ejemplo, la Primavera Árabe de 2011, o el movimiento de Black Lives Matter que estamos viendo en directo).
Pero, supongo que inevitablemente, con el tiempo las cronologías se empezaron a llenar de adolescentes enfadados, vídeos de gatitos, y, fatalmente, bots. Cuentas falsas que llenan los Trending Topics de spam, fotos desagradables y malware.
Twitter mantiene algo de su antigua gloria. De hecho, cuando ocurre algo importante, lo primero que hacemos es correr a las tendencias, a ver qué se cuece. Sin embargo, para desgracia de Jack Dorsey, una de las frases más repetidas con respecto a Twitter es que “Twitter ya no es lo que era”.
Un momento, ¿por qué estamos teniendo esta conversación?
Pues porque hace unos días, Twitter publicó una oferta de trabajo.
Buscan a un ingeniero senior que les ayude a desarrollar una plataforma de suscripciones que, según el anuncio, “podrá ser reutilizada por otros equipos en el futuro”.
A pesar de que en la oferta no se hace ninguna mención explícita a un cambio en el modelo de uso de Twitter, la intención de formar un equipo que trabaje en un sistema de pago es bastante inequívoca. Los rumores no tardaron en llegar a oídos de los tuiteros, a quienes, como era de esperar, no hizo mucha ilusión.
Una red social que ya de por sí ha visto su número de usuarios reducirse drásticamente en los últimos años pondría la puntilla a su propio ataúd si empieza a cobrar a los usuarios que le quedan.
Hay rumores en Wall Street de que Jack Dorsey está nominado para abandonar la Academia; más todavía cuando, preguntado sobre esta posible conversión hacia una página de pago, ha “declinado hacer comentarios”.
La palabra que ha dado escalofríos a la tuitosfera es “Gryphon”: el misterioso nombre del equipo interno que está desarrollando el sistema de pago.
En el anuncio eran bastante claros: decían que esto era una “primera vez” para Twitter, que nunca habían hecho algo así. “Gryphon” tardó pocas horas en, valga la ironía, hacerse Trending Topic, y la gente estaba de todo menos emocionada.
Imaginamos que en Twitter se preocuparon bastante, porque a las pocas horas modificaron el anuncio de empleo, y borraron todo rastro que mencionase al equipo interno, un sistema de suscripción en progreso o una referencia a un posible modelo de Twitter de pago.
Lo que sí sabemos y lo que no sabemos sobre un Twitter de pago
Desde entonces, no hay comunicados oficiales que se refieran a este respecto. ¿Hay un poco de pánico en los HQ de Twitter? Puede ser.
Lo que sí sabemos es que la mañana en que salió la noticia, las acciones de Twitter subieron un 12%, por lo que a los inversores les hace cosquillas la idea de empezar a cobrar por tuitear.
Lo que no sabemos es a quién va dirigido este sistema de suscripción: ¿a todos los usuarios? ¿Sólo a los más experimentados? ¿A las cuentas de nueva creación? ¿A los que cuenten con más de X número seguidores?
Y, sobre todo, ¿seguirán adelante ahora que se les ha echado la opinión pública encima? ¿Estamos viendo el principio del fin de Twitter? Habrá que esperar. Nos enteraremos con un #hashtag.
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